jueves, noviembre 29, 2007

Ampere diez


















10

Camino por Rojas derecho
pero la calle se dobla
por el espejismo que mueve
la cadera y descubre
obscenamente los hombros.
La pollera
hasta la mitad de las piernas;
las medias de red hasta la mitad
de las piernas.
Camino derecho
pero la calle se dobla
porque voy a perforar el hielo,
voy a remontarme al cielo
oscuro que levanta su pelo
y me mira fijo a los ojos.
Chica gótica,
estamos frente a frente,
juro que no puedo hablar,
el idioma nunca existió,
no hay modo de lograr
un mínimo movimiento
en los músculos faciales,
que están chupados por mis huesos,
que toda mi cara es de hueso y de piedra,
que yo mismo soy una piedra,
o un fierro, o un palo de escoba,
o pigmalión y pinocho juntos.
La re concha de la lora con la concha
que me traga y me lleva como el mar;
no puedo hacer otra cosa más
porque estoy paralizado,
con mis ojos agrandados
de dibujito japonés.
Menos mal
que ella está vivita y coleando.
Levanta la charla y me dice
yo te conozco,
vos vivís en la misma cuadra que yo.
Pero yo soy un pobre diablo
que pierde el conocimiento
cuando se vuelve loca la aguja
del minutero. Tarde
o temprano, cuando vuelvo
para abrir los ojos y tomar conciencia
de que su mano me sostiene la nuca,
que yo estoy postrado sobre la falda
de la mujer que me quema vivo,
ella me dice cortando por lo sano:
¿Estás bien? Decime, ¿estás bien?


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miércoles, noviembre 28, 2007

Altas aguafuertes

"Porque mi novio es así, un dulce. Se hace el duro porque le gusta el metal pero es un divino. Es mi bebé. ¿Podés ser mi mamá?, me pregunta. ¿No es un dulce? Sos un bebé macho, le digo yo, como Prodan, y lo lleno de besitos en el cuello. Mejor como el Indio, me dice él. Porque a mí no me gusta la música en inglés, no entiendo si me cantan en inglés. Tenés que aprender, bebé, le digo. Y me dice, ¿para qué?, ¿acaso no tenemos una lengua propia?, ¿eh?, y se pone re serio, casi triste, preocupado por nuestra nación. Yo le digo, never mind, bebé, yo te traduzco."
Verónica Bonafina, La pelada


"Para jugar en inferiores había que ser amigo de algún dirigente. O tenías que hacer buena letra en la Escuelita de Fútbol. Un filtro muy jodido; de cien pibes, entraban cinco. Me quejaba de la corrupción pero creía que estaba bien llegar de la mano de un poderoso; tenías “garantías” de que todo fuera muy bien. A ese nivel, los jugadores no son más que una posible inversión “no demasiado rentable”. Si sos un Maradona, lo sos a partir de los 14 años; nosotros ya teníamos 17."
Lucas Funes Oliveira, El Capitán


"Un cielo de papel manteca iba siendo iluminado, cambiando de color, y por él se bandeaban oleajes de avioncitos, confeti, globos, coches y soldados de plástico. Quedé alucinada con esa imagen tan dulce, como de sueño de un recién nacido o de un pequeño animal doméstico, atravesado por la fragilidad de ese papel que comenzaba a resquebrajarse. Todo cayó sobre nuestras cabezas y empezó el griterío de Villa Villa..."
Mercedes Halfon, Confeti


"—Eh, Flema… vos, sí, el del buzo —se volvió a escuchar.
Maxi levantó la cabeza un poco confundido. El grito venía desde adentro del Plaza que acababa de estacionar. De la última ventana, abierta, de donde asomaba un brazo que sostenía un cigarrillo.
Fue cuando Maxi se señaló el buzo buscando confirmación, que se asomó Ricky:
—Sí, loco, vos, el del buzo. Dale forro. Pasá un trago."
Diego Vecino, Postales de la resistencia


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La versiones completas, muy pronto, en el interpretador, número 32.

La agenda del interpretador

¿Un pajarito se despierta en tu cabeza y a vos te dan ganas de hacer algo y no sabés qué?

Recitales, lecturas, presentaciones y muchas otras cosas se avisan en la agenda del interpretador.

Actualiza todo el tiempo.

martes, noviembre 27, 2007

La figura literaria del reventado

por Horacio González


El equívoco o la tolerada confusión entre los sombríos anacoretas de Arlt y los “reventados” de Asís suponía un momento de la literatura que siempre se hace presente bajo la forma de un vivaz reclamo: se trataba de requerir un ámbito oscuro de las orillas de la historia, donde la gracia de unos intuitivos sabandijas relativizara los saberes profesionales y edificantes del buen burgués. Puede decirse, ahora, que es menos Asís que Osvaldo Lamborghini o Fogwill los que exploraron a fondo el destino de los arlequines “reventados” de Arlt. A esos complotados tragicómicos de gran jerarquía tramoyesca, los últimos autores mencionados quisieron captarlos—sin que el relato se diluyese—en el momento en que se escuchaba reventar a las conciencias, arrastrando consigo los pilares ingenuamente pactados del idioma nacional. Asís se propuso en cambio un sentimiento no auditivo u onomatopéyico, sino la elaboración de un libro sobre la historia nacional en el que se recorrieran las tensiones irresueltas entre entrar al ómnibus de la historia como sujeto pleno o como simpático truhán que pronunciara las voces de la historia llevando in pectore el sentimiento de ventaja personal, “agarrados como garrapatas”.

“Con nuestro resentimiento, Vitaca, podemos hacer una ciudad”, dice Rocamora en Los reventados. Y acaso se nos hace posible recrear una sonoridad arltiana en esa frase. Así como en esta otra: “tenemos que estar siempre colgados de la liana, agarrados como garrapatas, tenemos que estar siempre al costado, Vitaca, prendidos. Y si alguna vez en este país manda el Partido Comunista, nos compramos una hoz y un martillo y chau, seremos revolucionarios, es todo curro”.


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La versión completa, muy pronto, en el interpretador, número 32.

lunes, noviembre 26, 2007

Ampere recargado nueve


















9

En la esquina de Rojas y Bogotá
camina un bigote que siempre veo,
todo derecho y sacando pecho.
Lo acompañan dos perros de combate.
Me pongo a buscar por la cuadra:
doy con un volquete. Rebalsa
de piedras, latas y porquerías.
Revolviendo encuentro una cadena.
La estreno pegando latigazos
contra un poste de luz.
Tomo un amoxidal 500
y encaro hacia los tres.
Voy pensando, planificando
la acción pero enseguida
pongo fin al preludio por temor
a que el estado racional
me dé un espasmo, así
que me acerco de lleno,
primero contra el perro de la derecha,
que olfatea canteros de la ciudadanía
donde crecen
uñas de gato y rayitos de sol.
La aspiración lo mantiene
drogadicto en un indormio,
así que aprovecho la secuencia
y le flagelo la bola de lomo
con un cadenazo fulminante
que le produce un fatisco total.
La hipertonia alerta a los otros dos
pero sin dudar ni dar tiempo a la oppositio,
ejecuto un lateral primero y después un giratorio,
machucando la cabeza del segundo canino,
que, sin embargo, tiene tiempo
de lanzar un agudo quejido mezclado
con la ambigüedad de un tibio glaucito.
Del alma le chorrea
el yogurt encefálico
hasta formar en el piso la nube
con forma de elefante
que se derrite como si
le soplara el viento.
Mientras tanto,
el soldado principal toma conciencia,
pronuncia palabras que prefiero ignorar.
Yo me estoy cansando de la cadena,
la tiro sobre el último perro.
Enderezo los dedos
índice y mayor
de la mano derecha.
Los pongo tiesos como dos pijas
y los meto con fuerza
en uno de sus ojos.
Adentro
está tibiecito y húmedo.
El obduresco me recorre
el cuerpo de pies a cabeza.

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viernes, noviembre 23, 2007

amperocho















8

Bajamos en Primera Junta,
vamos por Rojas hacia mi casa.
Me duele el estómago y otra vez
la cabeza. Cebollas tiradas
largan saporos en ascenso
que aprovecho para respirar
y llenarme los pulmones
de la naturaleza muerta
fertilizante del sistema
circulatorio que irriga
los campos cultivados
de la masa encefálica,
pero la concha mojada
dice qué asco y el sapor
nutritivo se interrumpe.
Juro que no aguanto más,
me harté, digo basta.
A la altura de la vía
saco el cuchillo y se lo clavo
a noventa grados en el ojo
derecho hasta las cavernas.
Por fin llega el alivio,
veo luces sibilantes,
aunque pienso que lo eché a perder,
me agarra la melancolía inversa.
Enseguida aparece de la inopia
un lungo malsano al que aparentemente
le gusta jugar de testigo.
Se viene encima. Qué suerte.
Miro el piso: un pedazo de chapa.
Cuando el lungo está a dos metros,
hago la giratoria, le paso fulgesco
el borde oxidado, le toco el violín
hasta romperle la cuerda.
El camello cae. La noche
se pone buena; tomo cuatro
amoxidal 500,
pongo la cinética para mi casa,
pero en una comprobación
del panorama descubro
un gorra azul en el andén.
No sé qué tienen mis ojos
a la distancia porque apenas
lo miro, al yuta le viene
el apploro, grita. Para colmo
la larva que parecía muerta
se arrastra a mis pies,
enchastra todo el apud
con su chocolate caliente.
No sé qué hacer primero
pero me decido y le aplasto
la cabeza a la oruga
con un salto exhibitio.
Después corro
por la vía en busca del buche
pero noto la cercanía del tren
que viene a toda velocidad,
así que me doy vuelta
y vuelvo a esperar con el
lungo y la puta; el policía
sigue con su aullido y a mí
se me sale de la vaina la injuria
y le grito
la re concha de tu vieja la petera,
pero evidentemente ese rati
desconoce toda advertencia.
Le grito marica,
ahora vas a ver,
y el muy pija dispara
un par de tiros al aire.
Sin querer pateo
una cebolla podrida.
Me agacho y la huelo más
de cerca hasta que la satisfacción
me da un escalofrío.
La agarro, la unto
con la sustancia lechosa;
la como en tres mordiscones;
qué placer, pero un azote
me entra por el oído;
es el aullido del alcahuete
que no para, y ahí mismo,
entre la sustancia y el remorbesco,
me invade una polimorfa
mezclada con obiratio.
La concha de tu madre
empiezo el atletismo,
pego un salto al andén
donde está la marica,
que dispara como loco,
pero no mucho tiempo
porque lo alcanzo con una
patada doble en el pecho.
El rati cae.
Yo le hago un consputo
de flema verde en los ojos
que brillan la desdicha
y le destapo con el cuchillo
la rejilla de la caja toráxica.
Acerco mi mano a su boca.
Cuando el aullador expira
me sopla el último aliento;
el obduresco y la corriente
me paralizan de placer.
Ahora camino otra vez
hacia Rojas mirando de reojo
a la sombra que espía
detrás de una columna.
Canto no ves que el tiempo
se quedó a vivir.

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chudei


miércoles, noviembre 21, 2007

séptimo amper






















7

Justo llega el colectivo,
subimos y saco dos de ochenta.
Los detalles ornamentales
son una reverenda mierda.
Dan ganas de partirle un ladrillazo
en la cabeza al conductor.
Me contengo y me voy
a las tinieblas del fondo
con la chica. No quiero
echar a perder la cita.
Además no tengo ladrillo.
Adentro mío canto
superstición y afuera
la lechuza estira el cuello
y ya no sé dónde
quedarme,
si afuera o adentro.
—¿Cómo te llamás? —pregunta
la concha. —Jael.
—Pero qué lindo nombre.
—Gracias —le pongo los ojos.
—Sos medio raro.
—Gracias. Se ríe
y me doy cuenta que tiene
un diente torcido.
El corazón manda
un insuflo, se me llena
la cabeza de burbujas
y casi la deguello sin
preámbulo. Antes de
que la máquina de guerra
me la chupe, otra vez
hago un esfuerzo por
mantenerme al margen,
que la paciencia es una gran virtud
que me cuesta practicar, y no sé
qué hacer, no sé
dónde meterme,
dan ganas
de tirarse al piso roñoso
del colectivo y hacer
flexiones y abdominales,
cualquier cosa que me queme
tanta energía potencial
acumulada. Yo reprimo
el remorbesco, le digo
locusta. ¿Qué?,
pregunta la teta.
¿Qué de qué?,
le digo poniendo
los ojos a más
no poder.
Pero qué raro
que sos,
dice sonriendo
otra vez. No
aguanto
más.


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mañana jueves


martes, noviembre 20, 2007

am.per.seis






















6

La perspectiva cierra casas y autos
miniaturas en dirección a Liniers.
Pica el higo, pica la batata,
la pegajosa cubre la noche.
Dolor narrativo en la cabeza.
El estado racional quiere capturarme
pero yo me bajo nomás la bragueta,
me hago la paja con mucho volenter;
la piel se eriza y las luces blancas
del infinito se agarran los pelos de la concha
y se contraen a la par de mi vertex
que explota crema viva.
El colectivo no viene más, lo que viene
es una chica directo hacia mí,
rubiecita y delgada,
con unas tetas supremas y una cadera
pronunciada, y de sólo pensar el culo
que puede traer adosado ahí atrás
casi me agarra el remorbesco, pero
aguanto como puedo y la miro fijo,
mientras ella se para adelante mío,
haciéndose la desentendida y mirando
de reojo. Al final le digo hola;
ella se queda callada al principio
pero después me dice hola.
Yo le pongo los ojos y le digo gusto de vos,
y ella sonríe, y yo le digo deseo
fervientemente conversar
un rato con vos.
—¿Acá en la calle?
Entonces le retruco
si quiere venir a mi casa
y le cuento que tengo guitarra,
y me dice bueno, vamos.


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Patitas de frutigram


Un testimonio de aquellos revoltosos años

Por Mariano Rodríguez.

Para hacer el amor en los parques, de Nicolás Casullo, Ed. Altamira, Bs. As., 2006.


En la primer novela de Nicolás Casullo, recientemente reeditada, un grupo de jóvenes intelectuales universitarios de los años ´60 planea la edición de una revista literaria (la cual editan sin mucha repercusión) que, según palabras de sus protagonistas, tiene que salir “cueste lo que cueste”.


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Sigue acá, en el interpretador, libros.

lunes, noviembre 19, 2007

La oscura primavera

Por Hernán Ronsino.

Historias de mujeres oscuras, de Alejandra Laurencich, Editorial Norma.

"Hay héroes cotidianos, admirables peones que construyen la patria en silencio", piensa la narradora de "Obligaciones sencillas", uno de los relatos que componen Historias de mujeres oscuras de Alejandra Laurencich.

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Sigue acá, en el interpretador, libros.

No la escuches cantar porque te embruja


Ampere recargado cinco






















5

Troto hacia el sur,
Juan B. Justo y más allá, cantando
beso mares de algodón,
cuando qué ven mis ojos, qué insolencia
de la naturaleza se pasea tan vilmente
para manchar el pentagrama
donde camina el deambulante.
El recalvus ejecuta un sibilatus
inverosímil, porque aunque ni yo
puedo creer semejante coincidencia
no hay duda de que esta melodía
es la misma que yo canto.
En la tela de la armonía
me pongo ahí nomás
a silbar suaves son, sublimándolos.
El camello se da vuelta y me mira
entre desconfiado y enamorado
y me dice qué pasa ratón!, le digo
qué mierda te importa,
me dice cuál es mi interés, le digo tomá,
me dice pará, yo le digo tomá,
él me dice pará, por favor, pará,
no le digo nada más,
le hago cobrar todo
el viaje,
le arruino el esfemoides
y la parte escamosa del temporal
con una patada quirúrgica.
Revuelve la punta de mi bota
bien adentro de la pulpa.
Levanta
la ola polimorfa.
Me tiro al piso.
Antes de que la insostenible
me paralice,
le sobo la sustancia
para que suban
los niveles de energía
del muñequito.
Energía cinética.
En un abrir
y cerrar de ojos
estoy en Rivadavia
esperando el colectivo.


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domingo, noviembre 18, 2007

El Bukowski boliviano

por Nicolas García Recoaro.

Los paceños cuentan que si te das una vuelta por los barcitos de mala muerte que están cerca del Cementerio General, podés encontrar ese mundo que caminó Víctor Hugo Viscarra, durante sus más de treinta años de vida en la calle. “El Bukowski boliviano”, me dijo el vendedor al que le compré “Avisos necrológicos” (Correveidile, 2005), cuarto libro de relatos de este escritor marginal paceño.

Víctor Hugo nació en la capital boliviana, un 2 de enero de 1956. “La Paz es una ciudad que odio. El frío, la marginación, todo me hace odiarla”, explicaba Viscarra sobre la urbe que lo maltrató desde su adolescencia. Y fue en aquellos años donde decidió que los caminos de la subsistencia en la calle y la escritura serían su destino. “Se podría decir que estoy demasiado emputado con mi existencia. Cada día que pasa, ni bien le estoy pescando gustito al sueño, ¡zas!, un puntapié disfrazado de negro me recuerda que tengo que levantarme y seguir caminando sin tener a donde ir. Porque para los miserables como yo, no existe el derecho de dormir nuestro cansancio encima de una tarima del pasaje Tumusla”, escupía Viscarra en Sobre llovido, llorado.

Narrador del margen y dueño de un lenguaje directo que atrapa, Viscarra escribe sobre lo que conoce: el insoportable frío paceño, el alcohol, la marginalidad. “Jamás podrán decir que Víctor Hugo escribía sobre lo que no sabía, como ocurre con varios escritores borders de moda”, me comentó la escritora y editora Virginia Ayllón. Relatos cortos y de un estilo similar al cross arltiano; historias autobiográficas que recuperan fragmentos de la vida errante donde el humor ácido y la agudeza se posan sobre la explotación que viven los marginados: “Y es que el k´epiri (cargador de mercado) es el mismo hombre que hace más de tres décadas ha llegado del campo a la ciudad (de donde más iba a llegar), y ante el rechazo que recibió tanto de los pobladores como de la misma ciudad, decidió quedarse a vivir en ella, aunque tenga que ser tratado peor que una visita indeseable”.

Viscarra eligió vivir en la calle hace más de tres décadas. Esas calles donde no tenía nada que perder, donde caminar la noche con un abrigo y su botellita fueron construyendo su universo. Sólo unos papeles garabateados que atesoraba en los bolsillos de su saco, guardan esas caminatas nocturnas. Cuando pesaban demasiado, quedaban olvidados en cualquier rincón de un boliche o junto al banco de una plaza. Lo que atesoraba Víctor Hugo no necesitaba espacio físico. En su último libro vaticinó su muerte antes de llegar a los cincuenta años. Se fue en mayo de 2005, tenía 49 años.


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Muy pronto, Elegir o no elegir, that is la prablem, un cuento genial de Víctor Hugo Viscarra, en el interpretador, número 32.

ampere cuatro






















4

Aparezco
en Villa del Parque, lindas calles,
árboles altos, edificaciones bajas,
iluminación mortecina, un gato
se atraviesa delante
de una señora que va caminando.
Me dan ganas de seguirla pero no mucho
porque de pronto corro y pego un salto y caigo
con toda la fuerza aterrizando
con mis rodillas en su espalda.
Cuando los dos
caemos al piso suena
la melodía,
la cajita musical de las vértebras,
se parte en mil
pedazos
la vieja estatua de terracota.
Para variar
le clavo el cuchillo algunas veces
en el cuello y en la misma espalda
destrozada, me tomo dos
amoxidal 500 por
las dudas. Empiezo
a violarla. El nexus
tardaba demasiado: no sé
si a la concha le había dado rigor mortis
o era una frígida de mierda, pero igual
lo logré y me agarró
la corriente,
la perversión polimorfa, el obduresco y la ola,
y me puse a nadar
adentro mío, asomándome
de vez en cuando
para respirar el aire
de Buenos Aires; la luna
era creciente.


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sábado, noviembre 17, 2007

El escritor argentino y la tradición

Del boedismo al borgeanismo:

"No escribo poesía argentina, sino que formo parte de un territorio panlinguístico y mestizo donde se mezclan los dialectos y las costumbres de todos los seres que lo habitan"
FC

"Por eso digo que no debemos temer y que debemos pensar que nuestro patrimonio es el universo; ensayar todos los temas, y no podemos concretarnos a lo argentino para ser argentinos"
JLB

viernes, noviembre 16, 2007

Ampere Tres






















3

Le pisaré
la cabeza
lo más fuerte que pueda,
le saltaré encima, será
impresionante
el sonido, el crepitar
de la hojarasca de pensamientos
de esa cabeza
infeliz.
A mí
me agarrará la corriente,
la ola, recorrerá
el cuerpo mejor.
El novio
será saporatus disperso
y negro
como mancha de grasa.
Levantaré la vista
contra las luces del alumbrado
que me guiñarán brillos cómplices,
que cantarán voltios
en un coro enfilado de acólitos,
en un cielo enfilado de ideas
platónicas. Pero ahora llegan
de todas partes
policías y civiles rodeando
nuestra intimidad,
así que suelto la cola
de la novia y camino
hacia ellos; nadie
me sostiene la mirada
porque les agarra
el remollesco, el efecto
dominó de la parálisis.
Cada vez
más lejos de
las estatuas de la ley
yo me hundo a la noche
por barrios laterales
siguiendo luces rojas
de automóviles.


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La Contrarreforma, número 2






















LA CONTRARREFORMA, 2
revista virtual de crítica cultural y rosca política
en WWW.CONTRARREFORMA.COM.AR

En este rutilante número:
¿Qué es esto?
La venganza del peronismo

0. Dos Viñetas, por Juan Terranova

1. ¿Qué es esto? Peronismo y literatura en la nueva narrativa argentina, por Diego Vecino

2. Literatura y peronismo, hoy
2a. Victor San La Muerte, por Juan "10" Incardona
2b. Choripan Social, c. 5, por Sebastián Pandolfelli
2c. Escolástica Peronista Ilustrada, por Carlos Godoy

3. Apuntes sobre el peronismo
3a. Cine y peronismo, por Javier Alcácer
3b. Ácido argentino, por Leonardo Sai
3c. Fotorreportaje, elecciones presidenciales 2007, por Ma. Eugenia Aloisi

4. Peronismo y literatura, ayer
4a. Leyenda y realidad, por J. L. Borges
4b. Cangallo, por C. E. Feiling
4c. Peronismo y novela policial, por R. Walsh

5. Referencias bibliográficas

6. (ficción) Palomas, por Javier Alcácer


IMPERDIBLE Y GRATIS. UNA REVISTA LINDISIMA AL ALCANCE DE CUALQUIER PELAGATOS.
si reenvia este mail y promociona nuestra humilde revista se lo agradeceríamos bastante.
www.contrarreforma.com.ar

jueves, noviembre 15, 2007

Ampere Dos





















2

Chorrea
la úvea
del estudiante y su novia
llora, pide ayuda. La noche
está picada de luces. La chica
se mueve frenéticamente. Yo,
apoyado en la pared,
me dedico a mirar
el espectáculo
porque me gusta escuchar
los gritos y mirar
los gestos,
que la desfiguran.
Finalmente,
le hago el persero,
le meto el cuchillo que siempre
llevo. SAE nueve mil
doscientos sesenta hasta el fondo de la carne;
una explosión:
esquirlas de agua, de sangre, este gólgota
salpica una gelatina cargada de bacterias.
Precavido,
saco la caja de amoxidal
quinientos, tomo cuatro,
porque seguro que esa lechuza
me quiere contagiar.


********************
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Un ensayo mítico

Boceto Nº 2 para un... de la poesía argentina actual

por Martín Prieto y D. G. Helder

El país es demasiado grande, el continente es más grande todavía y el idioma casi no conoce límites. Si un panorama-de-la-poesía-argentina-actual fuera factible, el mismo podría o debería incluir, sin entrar en demasiadas justificaciones, por ejemplo, el poema “Bancarrota” de un madrileño ignoto residente en Woodstock, Estados Unidos, quien, deponiendo todo casticismo, es capaz de escribir como un latinoamericano más:

Se acabó la literatura.
Se acabaron los sueños de grandeza.
Y nació un nuevo sueño: comprar a crédito.


(Por primera vez en internet, la versión completa, muy pronto, en el interpretador, número 32)

***********************************
Este artículo fue leído el 17 de octubre de 1997 en la ciudad de Santa Fe, en el marco de la Tercera Reunión de Arte Contemporáneo organizada por la Universidad Nacional del Litoral; con ajustes y agregados, se publicó en el N° 60 de la revista Punto de Vista (Bs. As., abril de 1998). Luego fue incluido por Jorge Fondebrider en Tres décadas de poesía argentina (1976-2006), VV. AA., Libros del Rojas, Universidad Nacional de Buenos Aires, 2006.

Ampere Uno






















1

Trago la sustancia y descarto el envase,
que puñaladas, que golpes, que fierrazos,
que meto destornilladores y pedazos de vidrio,
nanofiltrador, desinstalador de cuerpos,
encurvado en la república polimorfa
menos hombre y menos artista,
revuelvo completamente el vecindario,
salgo del ciudadano y soy libre;
en el fondo de la calle lo consigo,
relamido, superembebido,
lengüetero al pánico disfrute,
lo vivo, acá, náusea eléctrica,
ondulante, cinético, bichito en el fondo
de la calle empedrado en el ojo
al revés que mira continuamente
la vista descascarando el revoque
de las paredes o la piel del cuerpo
como el viento cuando erosiona
la montaña.

lunes, noviembre 12, 2007

Memorias de una amante sarnosa

por Elsa Kalish

No es país para viejos
, de Cormac McCarthy, Mondadori, 2006.

Pura anarquía, de Woody Allen, Editorial Tusquest, 2007.


Los otros días, parada frente a la vidriera de la librería Hernández, fui presa de amargas y oscuras meditaciones...

********************************
Sigue acá, en el interpretador, libros.

domingo, noviembre 11, 2007

1810

por Washington Cucurto















(La revolución vivida por los negros, mestizos y mulatos)

Querido General San Martín,

200 años después te escribo encerrado en una pieza del barrio de Constitución, te escribo como si fueras un hermano que no conozco. Te escribo desde mi condición de escritor cumbiantero contemporáneo que no acepta la historia como se la contaron otros. Desde mi corazón de admirador y enamorado tuyo, ahora que te descubrí 200 años después, desde un rincón del Río de la Plata que supo ser terreno de todas tus hazañas y amoríos tales. Hoy sos “el faro, el guía, el Libertador y prócer de América”, en los libros de historia y en la boca de los políticos revolucionarios de izquierda.

Yo te quiero como el hombre sencillo que fuiste y que ocultó su imagen de luchador de grandes gestas. Te quiero, como un muchacho porteño más, que bardeó todo lo que pudo, que “políticamente fue el más incorrecto y romántico de los héroes de la América mestiza”. Poco me importa tu cruce de la Cordillera (hoy es un trámite intrascendente y lo hago en dos horas por Lan Chile) o tu encuentro en Guayaquil con ese otro maricón como sos vos y como lo seré siempre yo, ni un pelo me mueve.

Me mueven, me sensorizan tus aventuras con negras y negros esclavos del África, con mujeres casadas; que te hayas atrevido a liberar 1600 esclavos en medio del Océano y en las narices del Rey de la Corona.

Me conmueve que hayas sido el padre del verdadero héroe negro de la revolución de Mayo y de nuestra historia argentina, negado por las plumas de historiadores blancos, que no podían aceptar el liderazgo de la negritud en nuestra historia. Me conmueve, oh dulce amado mío, tu “libertinaje a la hora de vivir”, y por eso sos para mí, Mi Libertador.

Oh, hermano, me importan un pito tus laureles, Libertadorcito de Argentina, Chile y Perú, te recuerdo como la primera vez que te vi en un cuadro del colegio, al lado de un cuadro de Perón, los dos montados en caballos blancos...

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Sigue, muy pronto, en el interpretador, número 32.

sábado, noviembre 10, 2007

miércoles, noviembre 07, 2007

LA MANZANA EN EL GUSANO
CICLO DE LECTURAS DE POESÍA


Centro Cultural El Surco
Boedo 830

(entre Estados Unidos y Carlos Calvo)

Próxima lectura:
VIERNES 9 DE NOVIEMBRE
21hs


Rodolfo Edwards
Sebastian Hernaiz
Juan Diego Incardona


www.lamanzanaenelgusano.blogspot.com

Coordinan: Lisa Cargneluti, Nurit Kasztelan,
Heber Ortiz y Germán Rosati