jueves, diciembre 27, 2007

Diecinueve Tesis sobre Objetos Maravillosos

Por Santiago Llach y Pedro Mairal (en azul Llach; en negro Mairal)


Juan Diego Incardona: hace literatura como Juan Domingo Perón hacía política. Literatura a la manera de.
Incardona es un sintetizador literario de la experiencia narrativa de los personajes del pueblo. El narrador Incardona es el jefe del movimiento literario que conforman sus personajes, y se funde con ellos. JDP: escuchaba a los negros cantar y le sonaba a Mozart. JDI: en la boca de sus personajes conurbanos, pone una literatura tan alta como la que hacía el tío Borges. Abrazo de reconciliación con las almas bellas.


Los textos de Objetos Maravillosos ocultan una novela de iniciación en la vida, es decir, en la literatura. El modo en que una persona se vuelve persona, o cobra forma, a través de la palabra, del oficio. Uno se fabrica a sí mismo, se inventa, se hace. Se narra. Como un superhéroe cosiendo por primera vez su traje, así es este libro. Objetos maravillosos es la entrada en la palabra. Incardona fabrica su abecedario con metales nobles, lo forja, lo suelda, lo dobla, hace sus letras y sale a decirlas: “¿quieren ver objetos maravillosos? Cuidado que tienen poderes afrodisíacos. Te digo una cosa: con esos aros sos otra.”

Sin proponérselo, Objetos maravillosos arma una introducción a una economía política local. Economía + subjetividad = relato. Un trabajador sin documentos, un “obrero blanco” fuera del radar de los códigos de la AFIP. Produce con sus manos. Inventa objetos con los restos de la industria. Los traslada de un barrio a otro. Los comercializa con su cuerpo. Su marketing abreva en la poesía como chamuyo. Otra vez Juan Domingo conductor del relato: el chamuyo, sonriente demagogia.

Juan Diego Incardona es un hijo no reconocido de Pappo. Es el último blusero de la literatura argentina antes del reggetón remixado y las drogas de diseño. La obra de Incardona es un blues peronista. El blues del que espera el bondi de madrugada, cuando todavía está oscuro, con la mochila pesada, brillando por dentro, cargada de objetos maravillosos.

En forma de slogan: No a la corrección política peronista, sí a la boludez alegre y la prosodia invertebrada de los nuevos poetas peronistas. Una literatura peronista: una literatura a la que le quepa todo. La histeria electrónica de las chicas de Palermo, la historia de la exclusión y la resistencia de los personajes de Villa Celina, la anomalía sentimental de Tino, el colectivero, Totó, los viejos haciendo pogo con una tarantela. Literatura peronista, literatura que sintetiza las antinomias. Ni vanguardistas ni narrativistas, peronistas.

Hacer objetos maravillosos, fabricar textos. Primero está el oficio, oficio es lo que se hace en soledad. Se escribe en soledad, se fabrica en soledad. Es la parte más pura, más santa del creador, la más gratificante. Después está la oferta. Los anillos, los textos se ofrecen, uno sale a mostrarlos y se expone, a veces encuentra lectores, a veces indiferencia, pero siempre sale.

Objetos maravillosos, obra abierta. Objetos maravillosos: un sintagma contundente, que menta objetos concretos (anillos). Pero también enunciado publicitario, comercial, chamuyo que como tal se sabe tal. Lo duro y lo débil. Industria pesada versus servicios tercerizados. ¿Cuáles son, en verdad, los objetos maravillosos? ¿Los anillos, las clientas, el vendedor, los personajes del relato, el relato mismo? ¿La literatura misma no es también un “objeto” maravilloso? Objetos maravillosos = síntesis poética.

Incardona cuenta cómo fabrica una gargantilla desde cero, años después ve a una chica pasar con esa misma gargantilla. Queda paralizado, no le dice nada. ¿Por qué? Incardona no lo explica. Quizá porque fue testigo de eso que decía Atahualpa Yupanqui, que el mayor logro de un artista es convertirse en anónimo. La ausencia del yo. La energía de uno, sin el yo. La liberación que hay en esa ausencia. El satori. La trascendencia que hay en el hecho de que otra persona use, disfrute, se apropie de un objeto que uno mismo creó. La trascendencia que hay en hacer un texto que años después otro lee, otro usa, otro lleva consigo.

Tres órdenes organizan la economía del relato: industria/artesanía/chatarra. Paralelo entre la producción de objetos maravillosos y la producción de literatura. Con los restos de la industria nacional, los hijos de los obreros hacen literatura artesanal. Con los saberes provistos por la educación técnica peronista, los hijos sensibles del capitalismo contemporáneo hacen literatura (historia de la redacción sobre el “puente grúa” en tercer año del colegio industrial).

Incardona se pide un superpancho cubierto de papas pie. A media cuadra empieza una balacera infernal. Incardona se arroja cuerpo a tierra, pero con cuidado de que no se le desparramen las papitas. Zumban las balas en la tarde última y Juan Diego Incardona sigue comiendo su pancho de panza en el piso. Incardona en realidad tiene 11 años. Esto se nota en una foto donde se lo ve hace unos años tocando la guitarra sentado en el suelo con las piernas cruzadas. Es el hijo de un tornero italiano, es el hijo de la maestra.

Enseñanza que me deja este libro: el mundo no se divide entre gente culta y gente inculta. No. En el mundo literario hay moralistas de la prosodia (o maricones de la sintaxis: todos los que lloramos la imposibilidad de escribir en la estela de Juanjo Saer). Y otros que se la bancan, tienen aliento y poder para llevar adelante el arte de narrar. Admiro a estos últimos. Incardona Conducción.

Cuando la gente escribe en blogs, baja un cambio con la pretensión literaria y así muchas veces consigue hacer literatura. Este libro nacido en el blog Días que se empujan en desorden no pretendió ser un libro y sin embargo acá está, y se cuenta solo. Es un libro bajado de un blog? subido a un libro? Este libro subió? bajó? Se congeló? Se detuvo? Entró en la posteridad como Evita? Es un libro de la generación post?

en forma de anécdota: soy de la generación que no supo, no quiso o no pudo militar. En mi caso, quizás porque de chico me hicieron militar en un partido político que tiene 2000 años y sigue hinchando las pelotas, defendiendo al capitalismo en el nombre del niño por nacer. Pero en la previa de 2001 me juntaba con unos vagos amigos, hijos de montoneros, que paladeaban la agitación delarruista. Los viernes a la noche, cuando terminaba el plenario (cabíamos todos en un dos ambientes), mirábamos juntos por tele la prédica golpista de Daniel Hadad y después la prédica bolivariana de Hugo Chávez. Una de esas veces, apareció en el mitín un muchacho elocuente que estudiaba historia y que hablaba todo el tiempo de la aparición del “nuevo sujeto social revolucionario”. Era un trosco, por supuesto, y no duró ni medio minuto en la cocina peronista. Pero a mí, que soy inorgánico y lento para retener las categorías de la academia y las categorías de la política, ahora al leer Objetos maravillosos me vino a la mente la expresión que usaba el muchacho trosco. Lo que plasma Incardona es también la síntesis de las experiencias diversas de distintos sujetos sociales:
• el obrero de la era de la sustitución de importaciones (llamada también era peronista);
• el cristianuchi, motivador parroquial del cambio social expresado en la Tendencia Revolucionaria;
• el sujeto que se formó y resistió escuchando la escala emotiva del rock nacional de los setenta: el sujeto social de las rutas argentinas que nos esperan ahí;
• el sujeto social que es joven, vive en el conurbano, no estudia ni trabaja, desecho sociológico del capitalismo actual: rolinga o chabón.

En ese cruce de estéticas se encuentra la parada de Juan Diego Incardona.


Objetos Maravillosos tiene también algo de elegía. En un momento dice: “El cielo de nuestro barrio era una fiesta. Pero despuès la noche se hizo tan oscura que la sombra tapò todas las casas de negro. De a poco se fueron los gallegos y los italianos del sur. La vida fue una tapita de vino flotando en la zanja, despuès de la lluvia. La corriente la llevaba al lado de la vereda en direcciòn a la general paz, hasta que un dìa, el menos pensado, el desagüe, la chupò desde el agujero del cordòn.”

leer Objetos maravillosas en clave de los trayectos del personaje-narrador-vendedor. Zonas de la ciudad, cada una un micromundo social: Plaza Francia, “La Isla” aristocrática donde el narrador delira los rostros célebres del milicaje gorila, Palermo, La Boca, Celina, Flores, Núñez: el vendedor ambulante (narrador ambulante) atraviesa y conecta esos mundos. Su movimiento (que como dijimos es un movimiento económico) crea literatura al mezclar esos mundos.
Las líneas de colectivos y la “piniponera” (Fiat 147) trazan el mapa de esos circuitos. Distintos personajes, anónimos o sentimentales, acompañan al narrador ambulante en esos viajes.
(Nota al pie: tramar la relación entre la narrativa de Incardona y la de Cucurto, su hermano generacional. Blanco/negro, trabajadores autónomos, fuera del orden del trabajo en blanco; los dos –vendedor ambulante e hijo de un vendedor ambulante- fundan su literatura en el desplazamiento social. Significativamente, dice el narrador de Incardona de los repositores que escucha al despertar en su departamento de Flores: “sus palabras son vidrios rotos”)

Incardona se escapó de un poster de propaganda peronista, o mejor se escapó con el soplete en la mano, de una propaganda de suscesos argentinos, de esas en las que el locutor dice. “Aquí vemos a los jóvenes del partido de la Matanza, enarbolando el espíritu nacional del trabajo y la prosperidad. Perón cumple, Evita dignifica y Juan Diego Incardona cincela su pujante prosa inmigratoria”. Pero Juan Incardona se escapa, se va del colegio industrial y se sube a un tren de mochileros místicos. Canta Mañanas campestres sobre el techo de los vagones que van al sur. Abajo en el vagón Juan Dalhman dormita con las mil y una noches cerrado sobre sus rodillas. Se van al sur. La industria, el hipismo rollinga, las letras.

Otra vez: Juan Domingo Perón escuchaba música maravillosa en la música común. Juan Diego Incardona hace objetos maravillosos con la materia común. Una literatura de los lugares comunes: los hallazgos del lenguaje, en la calle. Renovar el uso de adjetivos de larga prosapia callejera: espectacular /descomunal / pintoresco. La recuperación sonriente, autoirónica, de las violencias diarias del lenguaje: dice de sí el narrador que pertenece a “la peor escoria”.
Como él mismo subraya: “un registro de venta en base a muletillas desfachatadas”.


Tres citas del libro:
1- “Mi vieja, una maestra de frontera en el conurbano bonaerense”.
2- “Vender en la calle no es facil. Tiene algo de mendicidad pasar mesa por mesa por los bares mientras el mundo vive su fiesta nocturna. Para vender hay que tener templanza, sostener el ánimo frente a situaciones violentas o de desprecio”.
3- “El lenguaje era como una bandera de la manifestaciòn. La ùnica manera de llevarla abierta en la calle era llenarla de agujeros y que el viento la pase a travès”.

Literatura, lugar de los hijos sensibles del capitalismo posindustrial. Imaginario del batacazo, del sueño alienante que hace que millones de personas se levanten todos los días, se desplacen, trabajen con sus manos, ofrenden sus cuerpos: que sigan “en la lucha”. Otra vez el registro del narrador niño, el vendedor ambulante sonriente que cuenta que una noche “amasó grandes fortunas” con las que afrontar la “catarata de gastos”. Los anillos, objetos maravillosos, mezclan las zonas del sueño y de la vida.


Santiago Llach y Pedro Mairal.

*Leído el 26 de diciembre de 2007 en la presentación de Objetos Maravillosos, Editorial Tamarisco, en el Centro Cultural Pachamama.

martes, diciembre 18, 2007

Objetos Maravillosos


Ya se acerca Nochebuena
Ya se acerca Navidad
para todas las clientas
el regalo de papá!


Dijeron:

Fabiana Cantilo (Plaza Serrano): Me llevo el verde.

Pipo Cipollati (Freak Roy): ¿No querés organizar una kermesse en la entrada del recital de los Twist? Como premios, les damos anillos…

Gigí Marziotta (esquina del Bar Único): ¿Y los poderes funcionan con vos?

Colorado Mcallister (ACABAR):
—Colorado, me firmás un autógrafo para mi vieja?
—Sí, cómo no, y de paso cobrame éste que se lo llevo a mi jermu.

Blas Armando Giunta (Sonoman):
—¿Blas, me firmás un autógrafo para mi vieja?
—Sí, pasame las servilletas. Che, ¿de verdad tienen poderes afrodisíacos?

Gabriel Carámbula (Freak Roy): Loco, no me entra ninguno, son todos de minas.

Laura Cerrato (vereda del Bar Becket): Incardona, usted es una pesadilla.

Jorge Panesi (Plaza Serrano): Sos un manipulador de adjetivos.

Mercedes Morán (vereda del Bar Único, a la noche): (esa misma tarde le había vendido en Plaza Francia): ¿Nene, vos me estás persiguiendo? Bueno, me llevo otro.

Raquel Mancini (Malas Artes): Me das tu teléfono, porque me estoy yendo a España y estoy pensando en llevar accesorios.

Mariano Martínez (El Taller –época de “Campeones”): Dame los dos.

Milva Castellini (Sonoman): Ya tengo como veinte anillos tuyos. Me viste en el noticiero? Siempre estoy usando uno.

Charly García (Único): no molestés.

Alejandra Pradon (Freak Roy): Sos un chamuyero.

Nito Artaza (Plaza Belgrano): Vos deberías ser político.

Déborah de Corral (Bar Becket):
—Déborah, me parece que gusto de vos.
—Gracias. Cuánto me dijiste que salía éste?

Bebe Contepomi (vereda de Bar Único): Qué hacés nene?

Pata Villanueva (vereda del Bar Único) (a los gritos): Los mejores anillos de Palermo!

Auspician

Editorial Tamarisco, Wonderful Objects. S.A., Ojo al Piojo S.A., Centro Cultural Pachamama, días que se empujan en desorden, el interpretador, ACABAR, Sonoman, Freak Roy, Unico, Agrupación Cuidacoches de Palermo Hollywood, Organización Mozos de Oficio, Asociación de Camareras Universitarias, Malas Artes, El Taller, “Amigos de Plaza Francia”, “Amigos de Parque Centenario”, “Amigos de Plaza Serrano”, Bar Becket, OHM, Crónico, El Imaginario, Soldadoras "Flama", Línea 166, Línea 34, Línea 39 cartel rojo, Línea 15, Línea 29, Club de Fans de Objetos Maravillosos, Grupo de Autoayuda para Clientas Compulsivas, Juventud Peronista, Confederación General del Trabajo, 62 Organizaciones, Sindicato de Vendedores Ambulantes, Sindicato de Artesanos de la Ciudad de Buenos Aires.

Presentación:

26 de diciembre
20:30 hs.
Centro Cultural Pachamama
Argañaraz 22
(Esquina Pringles y Estado de Israel)

Presentan:
Santiago Vladimir Llach y Pedro el remisero absoluto Mairal.

Entrada libre y gratuita.

lunes, diciembre 17, 2007

p
V engan si quieren, hoy leo. Saludos, Juandé.

viernes, diciembre 14, 2007

Rexistencia 43 - La zapada mágica

Anoche hubo fiesta en el club de blues local
sentados en una mesa con amigos de verdad
estábamos tomando vino fino natural
qué buena estuvo la fiesta en el club de blues local
me acordé que me dijiste que querías regresar
siempre te estaré esperando en el club de blues local.
El Carpo


Ayer nos reunimos temprano con los pibes del interpretador y por eso llegué a Palermo antes de lo habitual. Fue para bien. Hace tiempo que tengo la teoría de que las mejores horas de venta son la primera y la última. En la primera, las clientas tienen bastante plata en los bolsillos; en la última, la mayoría, que no encontró lo que buscaba en su salida, calma la ansiedad con la autocompra de un souvenir. Si no encontró al amor de su vida, al menos se llevó un anillo con poderes afrodisíacos para su casa.

Como el tiempo me corrió la cortina, a las diez y media de la noche ya no me quedaban candidatas en Palermo.

Los cocodrilos tenían la panza llena y el clima estaba hermoso: la felicidad vestía mi país con los rayos blancos del encaje de una crístina luna reinando en el cielo.

Estaba un poco cansado, pero no daba volver ni loco, así que pensé en irme al Pacha, a ver qué onda.

Centro Cultural Pachamama: para vos son estas líneas de puro agradecimiento. Bajo tu ala se cobijan los hijos sensibles del capitalismo de un circuito cada vez mayor y que congrega, como ayer, poetas jóvenes, artistas plásticos del under, modernos, punks, anarcopunks, hippies urbanos, hippies del bosque y viejos hippies del rock nacional. Ayer nos quedamos hasta las cinco de la mañana, después de mil eventos y choripanes, reunidos en torno al fuego de las guitarras que, verborrágicas, conversaban entre sí hasta la boca de la caja, en un diálogo de arrastres, ligados y riff de Pappo´s blues.

Cuando miraba alrededor, en un momento pude ver, y entonces comprendí que era feliz. Palo santo: me acordé de aquellas zapadas infinitas de Barros Pasos en Celina, o atrás del edificio 1, o al borde de la Richieri, en Celina también, las ceremonias para disolver mi voz, y ahora prácticamente vuelvo así, casi palpitando el espacio tomo, casi palpitando el espacio veo, casi palpitando el espacio tomaré.

Gracias a Simón, el 26 de diciembre presentaremos allí, en la Cueva, en la Perla de Villa Crespo, el libro Objetos Maravillosos junto a mis amigos. Vengan, vengan todos.


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Rexistencia 42 - Duplicado












PRESENTACIÓN REVISTA LITERARIA LA QUETRÓFILA
*literatura presupuesto cero*
NÚMERO UNO

LUNES 17 DE DICIEMBRE
19 HORAS
EN FUNDACIÓN BOLLINI
PASAJE BOLLINI 2167 (cortadita entre peña y french)
http://www.ladama-debollini.com.ar/

PRESENTA: MARCELO LÓPEZ
LEEN: JUAN DIEGO INCARDONA (CUENTO)
LEONARDO SAGUERELA (POESIA)
INVITADO: PABLO RAMOS

CONTACTO: laquetrofila@hotmail.com
WEB: http://www.laquetrofila.blogspot.com/

miércoles, diciembre 12, 2007

ampere quince y dieciséis



















15

Una vez servida la comida del Ayante, vuelvo al patio y apenas me siento en el piso, se levanta la baldosa rajada en forma de jota desde que la recuerdo. Entonces me arrastra la melancolía inversa y la verdad que me dejo llevar, un poco por curiosidad, un poco por aburrimiento, pero de pronto se escucha el click de un gatillo que frena la rotación y la traslación del planeta. Ya no sopla más el viento sobre los barrios centrales. El paisaje ha quedado anonadado sin el movimiento de las hojas de los árboles, sin el volar psicótico de los insectos urbanos. Capturado por el flash de la Gorgona, permanezco siempre en la misma posición, como gateando las baldosas rojas y amarillas, en dirección a la canilla que gotea la panza de una gota, que nunca cae de su pico. Entonces pienso que meto los dedos en los ojos del enchufe. El nervio radial se conecta en el canal de torsión del húmero y la arteria humeral abre nuevas vertientes, formando un delta. Se bañan los pantanos y todos los tendones. El tríceps tiembla polimorfo. La cosa no para y ahora la foto es pura energía cinética, una película en FF. El troquín y el troquíter y la misma cabeza humeral se prenden a la turbina y cada vez falta menos. La cefálica y la basílica se recargan completas. Los cables amarillos pasan al naranja. Las venas satélites abren la válvula y el nervio mediano pasa al violeta. El músculo cutáneo, el branquial, los bíceps se inflaman y derivan las funciones. Las variables enloquecen. Explotan los vectores. Mi brazo penetra la foto. La mano se abre y se cierra. Se hunde en el fondo del patio. Agarra el camioncito de plástico que me regaló mi papá cuando era chico y me lo trae de vuelta.

16

En este canal, mi madre me llama porque está lista la comida, pero la guerra de soldaditos no da respiro; el interfectio es más intenso en la llanura, porque los tanques disparan sobre las posiciones cerca de los zócalos. Mientras los americanos planean invadir la costa noreste, las bases antiaéreas que los aliados instalaron cerca de las macetas del sur son atacadas por decenas de Stukas, que sueltan eficientemente sus bombas de masilla, haciendo estragos también sobre las vías del trencito eléctrico y las pistas del escaletri en forma de ocho, lo que provoca la scissura que buscaban para dejar aislada a la ciudad, edificada de rastris de colores. Una bomba cae en el puente instalado sobre la rejilla del desagüe. La Luftwaffe destruye el radar inglés montado sobre la canilla de la piletita, pero la RAF oculta otro radar sobre la banqueta y en consecuencia la batalla da un giro, pero mi madre insiste la vociferatio de la comida y ambos bandos deben acordar una tregua de una hora y la Segunda Guerra Mundial se detiene.


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martes, diciembre 11, 2007

amperítico catorce



















14

Suena a los gritos el teléfono en el living
espantando a las palomas que dormían
debajo de los techos a dos aguas de mi cama.
Abiertos los ojos, caminan las piernas
desiertos de cerámica que nadie
ha pulido de sus médanos de mugre.
Salgo lentamente de mi cuarto
hacia lugares remotos de la Tierra
separados por el patio de la infancia.
Cuando atiendo y digo hable,
una voz familiar me contesta:
—¿Qué hacés Jael? ¿Qué contás amigo?
¿Estás ahí? ¿Decime algo? ¿Cómo estás?
Contestame, ¿qué te pasa? ¿Me escuchás?
¿Me vas a contestar o no? ¿Me escuchás?
Soy Roque, decime algo por favor.
—Hola.
—¿Dónde estuviste todo este tiempo?
Te llamé un montón de veces y nunca
me atendés. ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
—Sí.
—Escuchame, los artistas preparan una
exposición temporal con intervalos
para el decachinno de bebidas en la barra.
Van a estar todos, tenemos que ir;
es en el galpón que hicieron galería.
Colgaron un cuadro nuevo en la pared.
Algunos dicen que es impresionista,
otros que es expresionista, que tiene
una cara y un paisaje y ya no sé
qué mierda más, pero tenés que venir
a mover el avispero para ver
si quedan avispas todavía.
¿Qué decís?
—No sé.
—¡Dale, por favor! Imaginate
ese cuadro nuevo en la pared.
¿Qué decís?
—¿Cuándo?
—Hoy a la noche. ¿Venís?
—Bueno.
—¡Genial! Te paso a buscar
a las nueve en punto; nos vemos.
Cuelgo y enseguida descuelgo,
salgo al patio y me tiro un rato
cerca de la maceta de malvones.
Me siento mal, con panza,
con cabeza, con estado racional.
Pero por suerte se me hace una laguna
donde veo a la chica gótica tomándome
la nuca y cantándome "¿estás bien?"
No termina bien esa película romántica
porque al final me actúa el malestar
en blanco y negro y tengo ganas
de quemarme vivo en la pantalla,
de volar hecho cenizas en la estática.
Pero en el principio del incendio,
en la punta de la chispa, una cosquilla
me salva desde abajo por el codo.
Al mirar descubro las patas frutigram
de mi perro Ayax, el Ayante Telamonio.
Le digo qué pasa lechuza y el chabón
pide comida levantando una fruti.
Entonces me levanto y voy a la cocina
perseguido por mi acompañante juguetón
que me desata los cordones a mordidas,
y juntos entonamos selvas hasta el fin
salen esta vez a penetrar en los jardines.


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lunes, diciembre 10, 2007

Ya llegó la música que puede, somos la yerba mala que nunca muere!


ensayos/artículos/entrevistas. Dossier. No temáis. POESÍA DE LOS 90. Martín Prieto y Daniel G. Helder, Boceto Nº 2 para un... de la poesía argentina actual; Silvio Mattoni, Tres poetas en los ’90; Washington Cucurto, Mis amigos peronistas... NARRATIVA DE LOS 90. Horacio González, La figura literaria del reventado como teoría picaresca de la política; Edgardo Berg, Siete notas sobre la poética de Sergio Chejfec; Elsa Kalish+Roberto Fontanarrosa, Parresía + Cuestión de principios. TEATRO DE LOS 90. Celia Dosio, Teatro en los noventa. Lo joven, la tradición y la disolución en el primer Caraja-ji. INTERNET EN LOS 90. Alejandra Bertucci y María Luján Ferrari, De la Cultura letrada a Internet. REVISTAS EN LOS 90. Presentación, por Sebastián Hernaiz; Entrevista a Marcos Herrera (La Giralda); Entrevista a Ana Porrúa (Paredón y después, SiRcO); Entrevista a Daniel Link (Magazín Literario, Radar Libros); Entrevista a Sergio Olguín (V de Vian); Entrevista a Osvaldo Aguirre (El ABC de la literatura, V de Vian, Paredón y después, Diario de poesía, Barrio Jalouin, entre otras); Entrevista a Raúl Brasca (Maniático Textual); Hernán Sassi, A pesar de Shanghai, a pesar de Babel; Christian Ferrer, La parra caída. Las revistas culturales durante la democracia. NO MATARÁS. Observaciones al artículo de León Rozitchner, “Primero hay que saber vivir…”, publicado en la revista El ojo mocho número 20, por Oscar del Barco. PASOLINI. Placer, dolor y conocimiento: identidades puestas en crisis en Teorema de Pasolini y Bacantes de Eurípides, por Cecilia Eraso. Nuevas cuestiones lingüísticas, por Pier Paolo Pasolini. Traducción: Esteban Nicotra. PASTORMERLO. Borges Crítico, por Jorge Panesi. JOSEPH MALLORD WILLIAM TURNER. Luz y Color, por Jorge Omar Viera. JÓVENES ESCRITORES MENORES DE SESENTA AÑOS. Apuntes sobre narrativa y poesía hoy, por Nancy Fernández. Aguas prohibidas: el paraíso perdido y las luchas federales en torno a la libre navegación de los ríos. Una lectura de Paniagua de Martín Rodríguez, por María Laura Romano. Morir, por Michel Houellebecq. Traducción de Julieta Caballero y Elsa Kalish. Libros. (Esta sección se actualiza constantemente) http://elinterpretador-libros.blogspot.com/ narrativa. Víctor Hugo Viscarra - Elegir o no elegir, that is la prablem. Presentación, por Nicolás García Recoaro. Washington Cucurto - 1810 (La revolución vivida por los negros, mestizos y mulatos) Gustavo Ferreyra - El hedor. Daniel Mundo - El mundial. Camila Flynn - La cena. Diego Tatián - El último en dormir (Extracto. Dos relatos breves: Anacronía de un escritor mediocre y El desvío). Poesía. Damián Ríos - Dos poemas pertenecientes a Como un zumbid. Leonor Silvestri - Un país extranjero. Paula Peyseré - Adelanto de Las Afueras y 4 poemas de Base. Malena Rey - Las Venganzas. Adriana Kogan – Poemas. Naty Menstrual - Rara danza de pijas voladoras. Aguafuertes. Verónica Bonafina - La pelada. Diego Vecino - Postales de la resistencia. Lucas Funes Oliveira - El Capitán. Mercedes Halfon – Confeti. Rodrigo Arreyes – Ayrton. SEGUNDA SERIE DE RELATOS DE LA SAGA VILLA CELINA. El campito – 3. Juan Diego Incardona - "Frankenstein" (1ra parte)

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el interpretador

domingo, diciembre 09, 2007

La estampida

http://personalfestdesastre.blogspot.com/

Esa misma estampida colectiva y atropellada de gente corriendo es imposible de explicar. El miedo que tuve en el momento en que se me vinieron andá a saber cuántas personas encima también es imposible de explicar.
http://josefinastown.blogspot.com/

Lo cierto es que se generó una estampida de 15.000 personas corriendo en todas las direcciones. La gente que esperaba sentada fue pasada por encima por otra que buscaba desesperadamente la salida
http://mataralgato.blogspot.com/

de golpe como si nada todos.. pero todos empezaron a correr deseperados yo tuve que esconderme abajo de un camion para que no me tire el malon
http://www.taringa.net/

Yo me di vuelta un segundo para abrigarma porque empezaba a correr un viento frío, de pronto el piso empezó a moverse y un sonido empezó a crecer y crecer. Primero pensé ¡terremoto! (...) BRRRRRUUUMMM, se viene la segunda estampida, la gente saltaba sobre los baños, otros se metían dentro, nosotros nos quedamos allí, junto a una chica que lloraba como una loca porque no encontraba al novio y estaba muy asustada.

http://la-milanesa.blogspot.com/

Cerca de la 1:15hs, no se realmente bien como comenzo porque yo estaba de espaldas al escenario pero una estampida de gente paso a mi lado, apenas me di vuelta me tumbaron y fuí a parar sobre unas chicas que digamos que pobres amortiguaron mi caida, la gente empezo a pasar por sobre mi y quien estuviera en el piso.

http://www.psicofxp.com/forums/

sábado, diciembre 08, 2007

La vuelta

Este domingo

SEXTA LECTURA DE NUEVOS NARRADORES ARGENTINOS
¿Qué escriben los que nacieron después de 1960?

NATI MORET
JUANDÉ INCARDONA

Y un último bonus track intergeneracional:

ANIBAL JARKOWSKI Y CLAUDIA PINEIRO

Coordina ELSA DRUCAROFF
Como siempre, libros a buen precio pero después...

GRAN FESTEJO DE FIN DE AÑO
(tenemos mucho que celebrar)

Domingo 9 de diciembre, 18 hs
en

CasaBrandon
* * * * * *
Luis Maria Drago 236
(a dos cuadras de Canning y Corrientes) .
Parque Centenario
Buenos Aires. Argentina
Tel (054) 011 4858 0610
http://www.brandongayday.com.ar/
info@brandongayday.com.ar

SI NO QUIEREN SENTARSE EN EL SUELO, ¡LLEGUEN TEMPRANO, QUE SE LLENA!

viernes, diciembre 07, 2007

Ampere trece













13

Tirado
en el piso
a la hora de los mosquitos bombeo
la sustancia de la higuera hasta que explota
la leche cortada por el tronco y de las ramas
crecidas en el techo los buhos me contemplan
mientras mezclan música en la fiesta intracraneal
los dijeis de las cintas encefálicas y entonces todos saltan,
todos los pensamientos bailan, pero justo a tiempo
el vecino se queja porque no puede dormir y golpea la pared
de la cavidad algodonada por todas las nubes que vi cuando era chico
y mi propia madre hecha un fantasma por el sueño, peor que un fantasma,
una maldita santa madre incrustada con despertadores a tuerca mariposa
le da rosca a sus órganos vitales para que su cuerpo se exprese contra mí.
¡Levantate hijo! Pero yo no puedo contestar, prefiero bajar por el cráter
del volcán más abajo de las sábanas hasta el centro de la Tierra,
hasta los mares que juntaron las gotas del gotero, hasta el agua
salada por cuarzos y amatistas de la geoda cónica de Dante,
pero la mujer que me parió con ayuda del vecino desvelado
gritan a dúo ¡levantate conejo, despertate Jael, tenés que ir a no sé dónde!
¡La reputa madre que los re parió a todo el mundo, déjenme dormir en paz!
¡No nos obligues a entrar, Jael! ¿Entrar a dónde?
Yo percibo el vadimonium y una especie
de aplicación subcutánea en la espalda
que detiene la sangre y paraliza la musculatura.
No sé bien de qué se trata el asunto, estoy mareado,
cabeza me duele la y mierda pasa qué, me deshago y entrego,
levito sobre los muebles, la trompa de falopio me absorbe.


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jueves, diciembre 06, 2007

miércoles, diciembre 05, 2007

Ampere recargado doce













12

Por las mejillas, el seño y las patas
de dos gallos tocados por la violencia,
la cerda mojada en la paleta
del carnicero me pinta el retrato
del viejo, del joven, da lo mismo,
Dorian Grey para cada caso,
público o privado de compañía,
que hace un instante decía yo
como persiguiendo un fantasma,
o un pájaro fugitivo a la noche
que me protegería bajo su ala
si tan solo pudiese alcanzar el nido.
Pero las medias de red bajo la pollera
me atrapan como a una mosca
en una telaraña fina pero pegajosa,
invisible pero letal. Mi nombre
es Jael, soy una mosca en el banquete
de la chica más linda del barrio.
Abro los ojos, ella sigue ahí,
sosteniéndome la nuca,
abriendo graciosamente la flor
de sus labios pintaditos de negro
para decirme incansablemente
la sanata: ¿estás bien?. Gracias,
le digo, y disculpá mi estado,
pero no todos los días voy al cielo
y por eso creo que me apuné.
La tormenta le ilumina la cara
y a mí me parte un rayo.
Me ayuda a ponerme de pie,
camina conmigo despacio,
tomándome la mano caliente
con la mano fría de la autoridad.
Llegamos a Felipe Vallese,
doblamos a la izquierda
y en la esquina del Pasaje
el amor dice ésta es mi casa,
nos vemos;
yo le respondo ojalá.
Le pongo los ojos achinados
como para ganar algún puntito.
Ella abre la puerta y el pasillo
es un tobogán por donde cae
a las arenas del desierto;
yo quedo clavado por ver
su culo que se mueve
hipnotizando a las víboras.
Cuando cierra la puerta,
la escucho cantar mientras no
hay nadie que pueda ayudar,
los niños saltan de felicidad,
no es el diluvio, no es
el infierno. Yo estoy picado
con el veneno del amor,
me dan ganas de estamparme
contra la puerta y partirme
la cabeza en mil pedazos,
sufrir dolores inconcebibles.
Llegando a Martín de Gainza,
abro la mochila y saco la llave.
Justo una señora camina
taconeando por la vereda
y me dan ganas de hacerle
el persero o de ahorcarla
sin explicación alguna,
pero no le hago nada
porque estoy muy cansado,
así que le perdono la vida,
me tomo un amoxidal 500;
abro mi propia puerta,
hago un percenseo en el living,
atravieso el patio y me voy
al fondo,
al dormitorio,
que es una noche sin luna.


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lunes, diciembre 03, 2007

Paula


Pintó el arrebato

Por Sebastián Hernaiz.

Pintó el arrebato, de Oscar Fariña (No soporto verme feo ediciones, 2006).

"Oscar Fariña fue hace ya un par de años a un taller en la Casa de la Poesía. Yo fui al mismo taller y ahí lo conocí. En el taller leíamos nuestros textos y los comentábamos. El leyó los suyos y uno de los comentarios que me guardé de hacer es que menos mal alguien escribía esa poesía.

Uno de los textos que leyó empezaba con un asado en la cancha de Racing. Era una suerte de congreso general peronista en el que comían a la parrilla la carne jugosa de Cacho Castaña..."


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Sigue acá, en el interpretador, libros.

sábado, diciembre 01, 2007

Ampere once


















11

Estoy esperando debajo de las cosas
que el infierno me devuelva otra vez
al mundo, que se acabe el intercipio,
mientras escucho la melodía que dice
¿estás bien?, ¿pero estás bien?,
y si tan sólo tragara un poco de sustancia
quizás podría hacer algo con todo esto,
pero estoy seco y sin remedio.
¿En qué mierda estoy pensando?
Daría cualquier cosa por recordar
una parte del lenguaje y no parecer
tan imbécil, tan mudo, siento que
me quiebran la espalda,
que me arde el orto,
es un caso perdido, no sé
para qué hago la gimnasia
si no logro contestar la canción
que insiste ¿estás bien?.
Yo quiero hablarle, responderle
no te das cuenta que estoy hecho mierda,
que no existo, puta del orto,
pero jamás la voy a tratar así.
¡¿En qué mierda estoy pensando?!
Le diría no sabía
que vivíamos en la misma cuadra,
amor, luna, bombón, me gustaría
chuparte el culo hasta reventar.
¿Cómo carajo se te ocurre
hablarle con malas palabras?
La verdad, si recobrara
el uso de la boca,
no sabría cómo hacer.
Escucho ¿estás bien?
¿Y no sabés decir otra cosa,
cotorra infeliz? Por fin
le puedo contestar y le digo sí,
estoy muy bien, chica gótica,
y haciéndome el canchero,
le guiño el ojo con lunares.
La nena sonríe y es tan cruda
la carne que las moscas
me tapan la comida.
¿Para qué, para qué mierda
me entreno tanto si no puedo
aguantar un poco más?
El pozo ciego donde caigo
es la concha de mi propia conciencia
cavada en un terreno que no es mío
sino propiedad de ella,
una razón cavada a pija y pala,
de sol a sol, de luna a luna,
en cuerpos cultivados detrás
de alambrados de púas
que impiden el acceso,
porque la conciencia no está
ni en la mente ni en el cuerpo de uno,
hay que buscarla en otro lado
saltando por ahí como un demente,
perdido como sapo de otro pozo.
Es por eso que otra vez
deambulo pidiéndole permiso
a los obreros de mi sentido común,
porque son ellos quienes lo están
edificando en lotes desconocidos,
que le vendieron a ella
en la inmobiliaria de estafadores
de escrituras públicas.
Estoy convencido
de que al volver la chica gótica,
aprovechando la oportunidad
de mi estupidez y mis desmayos,
habrá desaparecido y escapado
a todo lo que da para su casa,
no sin antes haber aprovechado
la oportunidad de desvalijarme
toda la información que poseía,
hasta el último centavo acumulado
en la infancia y en toda la vida,
que ahora debe estar rodando
bajo su falda por la explosión
de mi alcancía,
por la hecatombe de mi chanchito.


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jueves, noviembre 29, 2007

Ampere diez


















10

Camino por Rojas derecho
pero la calle se dobla
por el espejismo que mueve
la cadera y descubre
obscenamente los hombros.
La pollera
hasta la mitad de las piernas;
las medias de red hasta la mitad
de las piernas.
Camino derecho
pero la calle se dobla
porque voy a perforar el hielo,
voy a remontarme al cielo
oscuro que levanta su pelo
y me mira fijo a los ojos.
Chica gótica,
estamos frente a frente,
juro que no puedo hablar,
el idioma nunca existió,
no hay modo de lograr
un mínimo movimiento
en los músculos faciales,
que están chupados por mis huesos,
que toda mi cara es de hueso y de piedra,
que yo mismo soy una piedra,
o un fierro, o un palo de escoba,
o pigmalión y pinocho juntos.
La re concha de la lora con la concha
que me traga y me lleva como el mar;
no puedo hacer otra cosa más
porque estoy paralizado,
con mis ojos agrandados
de dibujito japonés.
Menos mal
que ella está vivita y coleando.
Levanta la charla y me dice
yo te conozco,
vos vivís en la misma cuadra que yo.
Pero yo soy un pobre diablo
que pierde el conocimiento
cuando se vuelve loca la aguja
del minutero. Tarde
o temprano, cuando vuelvo
para abrir los ojos y tomar conciencia
de que su mano me sostiene la nuca,
que yo estoy postrado sobre la falda
de la mujer que me quema vivo,
ella me dice cortando por lo sano:
¿Estás bien? Decime, ¿estás bien?


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miércoles, noviembre 28, 2007

Altas aguafuertes

"Porque mi novio es así, un dulce. Se hace el duro porque le gusta el metal pero es un divino. Es mi bebé. ¿Podés ser mi mamá?, me pregunta. ¿No es un dulce? Sos un bebé macho, le digo yo, como Prodan, y lo lleno de besitos en el cuello. Mejor como el Indio, me dice él. Porque a mí no me gusta la música en inglés, no entiendo si me cantan en inglés. Tenés que aprender, bebé, le digo. Y me dice, ¿para qué?, ¿acaso no tenemos una lengua propia?, ¿eh?, y se pone re serio, casi triste, preocupado por nuestra nación. Yo le digo, never mind, bebé, yo te traduzco."
Verónica Bonafina, La pelada


"Para jugar en inferiores había que ser amigo de algún dirigente. O tenías que hacer buena letra en la Escuelita de Fútbol. Un filtro muy jodido; de cien pibes, entraban cinco. Me quejaba de la corrupción pero creía que estaba bien llegar de la mano de un poderoso; tenías “garantías” de que todo fuera muy bien. A ese nivel, los jugadores no son más que una posible inversión “no demasiado rentable”. Si sos un Maradona, lo sos a partir de los 14 años; nosotros ya teníamos 17."
Lucas Funes Oliveira, El Capitán


"Un cielo de papel manteca iba siendo iluminado, cambiando de color, y por él se bandeaban oleajes de avioncitos, confeti, globos, coches y soldados de plástico. Quedé alucinada con esa imagen tan dulce, como de sueño de un recién nacido o de un pequeño animal doméstico, atravesado por la fragilidad de ese papel que comenzaba a resquebrajarse. Todo cayó sobre nuestras cabezas y empezó el griterío de Villa Villa..."
Mercedes Halfon, Confeti


"—Eh, Flema… vos, sí, el del buzo —se volvió a escuchar.
Maxi levantó la cabeza un poco confundido. El grito venía desde adentro del Plaza que acababa de estacionar. De la última ventana, abierta, de donde asomaba un brazo que sostenía un cigarrillo.
Fue cuando Maxi se señaló el buzo buscando confirmación, que se asomó Ricky:
—Sí, loco, vos, el del buzo. Dale forro. Pasá un trago."
Diego Vecino, Postales de la resistencia


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La versiones completas, muy pronto, en el interpretador, número 32.

La agenda del interpretador

¿Un pajarito se despierta en tu cabeza y a vos te dan ganas de hacer algo y no sabés qué?

Recitales, lecturas, presentaciones y muchas otras cosas se avisan en la agenda del interpretador.

Actualiza todo el tiempo.

martes, noviembre 27, 2007

La figura literaria del reventado

por Horacio González


El equívoco o la tolerada confusión entre los sombríos anacoretas de Arlt y los “reventados” de Asís suponía un momento de la literatura que siempre se hace presente bajo la forma de un vivaz reclamo: se trataba de requerir un ámbito oscuro de las orillas de la historia, donde la gracia de unos intuitivos sabandijas relativizara los saberes profesionales y edificantes del buen burgués. Puede decirse, ahora, que es menos Asís que Osvaldo Lamborghini o Fogwill los que exploraron a fondo el destino de los arlequines “reventados” de Arlt. A esos complotados tragicómicos de gran jerarquía tramoyesca, los últimos autores mencionados quisieron captarlos—sin que el relato se diluyese—en el momento en que se escuchaba reventar a las conciencias, arrastrando consigo los pilares ingenuamente pactados del idioma nacional. Asís se propuso en cambio un sentimiento no auditivo u onomatopéyico, sino la elaboración de un libro sobre la historia nacional en el que se recorrieran las tensiones irresueltas entre entrar al ómnibus de la historia como sujeto pleno o como simpático truhán que pronunciara las voces de la historia llevando in pectore el sentimiento de ventaja personal, “agarrados como garrapatas”.

“Con nuestro resentimiento, Vitaca, podemos hacer una ciudad”, dice Rocamora en Los reventados. Y acaso se nos hace posible recrear una sonoridad arltiana en esa frase. Así como en esta otra: “tenemos que estar siempre colgados de la liana, agarrados como garrapatas, tenemos que estar siempre al costado, Vitaca, prendidos. Y si alguna vez en este país manda el Partido Comunista, nos compramos una hoz y un martillo y chau, seremos revolucionarios, es todo curro”.


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La versión completa, muy pronto, en el interpretador, número 32.

lunes, noviembre 26, 2007

Ampere recargado nueve


















9

En la esquina de Rojas y Bogotá
camina un bigote que siempre veo,
todo derecho y sacando pecho.
Lo acompañan dos perros de combate.
Me pongo a buscar por la cuadra:
doy con un volquete. Rebalsa
de piedras, latas y porquerías.
Revolviendo encuentro una cadena.
La estreno pegando latigazos
contra un poste de luz.
Tomo un amoxidal 500
y encaro hacia los tres.
Voy pensando, planificando
la acción pero enseguida
pongo fin al preludio por temor
a que el estado racional
me dé un espasmo, así
que me acerco de lleno,
primero contra el perro de la derecha,
que olfatea canteros de la ciudadanía
donde crecen
uñas de gato y rayitos de sol.
La aspiración lo mantiene
drogadicto en un indormio,
así que aprovecho la secuencia
y le flagelo la bola de lomo
con un cadenazo fulminante
que le produce un fatisco total.
La hipertonia alerta a los otros dos
pero sin dudar ni dar tiempo a la oppositio,
ejecuto un lateral primero y después un giratorio,
machucando la cabeza del segundo canino,
que, sin embargo, tiene tiempo
de lanzar un agudo quejido mezclado
con la ambigüedad de un tibio glaucito.
Del alma le chorrea
el yogurt encefálico
hasta formar en el piso la nube
con forma de elefante
que se derrite como si
le soplara el viento.
Mientras tanto,
el soldado principal toma conciencia,
pronuncia palabras que prefiero ignorar.
Yo me estoy cansando de la cadena,
la tiro sobre el último perro.
Enderezo los dedos
índice y mayor
de la mano derecha.
Los pongo tiesos como dos pijas
y los meto con fuerza
en uno de sus ojos.
Adentro
está tibiecito y húmedo.
El obduresco me recorre
el cuerpo de pies a cabeza.

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viernes, noviembre 23, 2007

amperocho















8

Bajamos en Primera Junta,
vamos por Rojas hacia mi casa.
Me duele el estómago y otra vez
la cabeza. Cebollas tiradas
largan saporos en ascenso
que aprovecho para respirar
y llenarme los pulmones
de la naturaleza muerta
fertilizante del sistema
circulatorio que irriga
los campos cultivados
de la masa encefálica,
pero la concha mojada
dice qué asco y el sapor
nutritivo se interrumpe.
Juro que no aguanto más,
me harté, digo basta.
A la altura de la vía
saco el cuchillo y se lo clavo
a noventa grados en el ojo
derecho hasta las cavernas.
Por fin llega el alivio,
veo luces sibilantes,
aunque pienso que lo eché a perder,
me agarra la melancolía inversa.
Enseguida aparece de la inopia
un lungo malsano al que aparentemente
le gusta jugar de testigo.
Se viene encima. Qué suerte.
Miro el piso: un pedazo de chapa.
Cuando el lungo está a dos metros,
hago la giratoria, le paso fulgesco
el borde oxidado, le toco el violín
hasta romperle la cuerda.
El camello cae. La noche
se pone buena; tomo cuatro
amoxidal 500,
pongo la cinética para mi casa,
pero en una comprobación
del panorama descubro
un gorra azul en el andén.
No sé qué tienen mis ojos
a la distancia porque apenas
lo miro, al yuta le viene
el apploro, grita. Para colmo
la larva que parecía muerta
se arrastra a mis pies,
enchastra todo el apud
con su chocolate caliente.
No sé qué hacer primero
pero me decido y le aplasto
la cabeza a la oruga
con un salto exhibitio.
Después corro
por la vía en busca del buche
pero noto la cercanía del tren
que viene a toda velocidad,
así que me doy vuelta
y vuelvo a esperar con el
lungo y la puta; el policía
sigue con su aullido y a mí
se me sale de la vaina la injuria
y le grito
la re concha de tu vieja la petera,
pero evidentemente ese rati
desconoce toda advertencia.
Le grito marica,
ahora vas a ver,
y el muy pija dispara
un par de tiros al aire.
Sin querer pateo
una cebolla podrida.
Me agacho y la huelo más
de cerca hasta que la satisfacción
me da un escalofrío.
La agarro, la unto
con la sustancia lechosa;
la como en tres mordiscones;
qué placer, pero un azote
me entra por el oído;
es el aullido del alcahuete
que no para, y ahí mismo,
entre la sustancia y el remorbesco,
me invade una polimorfa
mezclada con obiratio.
La concha de tu madre
empiezo el atletismo,
pego un salto al andén
donde está la marica,
que dispara como loco,
pero no mucho tiempo
porque lo alcanzo con una
patada doble en el pecho.
El rati cae.
Yo le hago un consputo
de flema verde en los ojos
que brillan la desdicha
y le destapo con el cuchillo
la rejilla de la caja toráxica.
Acerco mi mano a su boca.
Cuando el aullador expira
me sopla el último aliento;
el obduresco y la corriente
me paralizan de placer.
Ahora camino otra vez
hacia Rojas mirando de reojo
a la sombra que espía
detrás de una columna.
Canto no ves que el tiempo
se quedó a vivir.

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chudei


miércoles, noviembre 21, 2007

séptimo amper






















7

Justo llega el colectivo,
subimos y saco dos de ochenta.
Los detalles ornamentales
son una reverenda mierda.
Dan ganas de partirle un ladrillazo
en la cabeza al conductor.
Me contengo y me voy
a las tinieblas del fondo
con la chica. No quiero
echar a perder la cita.
Además no tengo ladrillo.
Adentro mío canto
superstición y afuera
la lechuza estira el cuello
y ya no sé dónde
quedarme,
si afuera o adentro.
—¿Cómo te llamás? —pregunta
la concha. —Jael.
—Pero qué lindo nombre.
—Gracias —le pongo los ojos.
—Sos medio raro.
—Gracias. Se ríe
y me doy cuenta que tiene
un diente torcido.
El corazón manda
un insuflo, se me llena
la cabeza de burbujas
y casi la deguello sin
preámbulo. Antes de
que la máquina de guerra
me la chupe, otra vez
hago un esfuerzo por
mantenerme al margen,
que la paciencia es una gran virtud
que me cuesta practicar, y no sé
qué hacer, no sé
dónde meterme,
dan ganas
de tirarse al piso roñoso
del colectivo y hacer
flexiones y abdominales,
cualquier cosa que me queme
tanta energía potencial
acumulada. Yo reprimo
el remorbesco, le digo
locusta. ¿Qué?,
pregunta la teta.
¿Qué de qué?,
le digo poniendo
los ojos a más
no poder.
Pero qué raro
que sos,
dice sonriendo
otra vez. No
aguanto
más.


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mañana jueves


martes, noviembre 20, 2007

am.per.seis






















6

La perspectiva cierra casas y autos
miniaturas en dirección a Liniers.
Pica el higo, pica la batata,
la pegajosa cubre la noche.
Dolor narrativo en la cabeza.
El estado racional quiere capturarme
pero yo me bajo nomás la bragueta,
me hago la paja con mucho volenter;
la piel se eriza y las luces blancas
del infinito se agarran los pelos de la concha
y se contraen a la par de mi vertex
que explota crema viva.
El colectivo no viene más, lo que viene
es una chica directo hacia mí,
rubiecita y delgada,
con unas tetas supremas y una cadera
pronunciada, y de sólo pensar el culo
que puede traer adosado ahí atrás
casi me agarra el remorbesco, pero
aguanto como puedo y la miro fijo,
mientras ella se para adelante mío,
haciéndose la desentendida y mirando
de reojo. Al final le digo hola;
ella se queda callada al principio
pero después me dice hola.
Yo le pongo los ojos y le digo gusto de vos,
y ella sonríe, y yo le digo deseo
fervientemente conversar
un rato con vos.
—¿Acá en la calle?
Entonces le retruco
si quiere venir a mi casa
y le cuento que tengo guitarra,
y me dice bueno, vamos.


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Patitas de frutigram


Un testimonio de aquellos revoltosos años

Por Mariano Rodríguez.

Para hacer el amor en los parques, de Nicolás Casullo, Ed. Altamira, Bs. As., 2006.


En la primer novela de Nicolás Casullo, recientemente reeditada, un grupo de jóvenes intelectuales universitarios de los años ´60 planea la edición de una revista literaria (la cual editan sin mucha repercusión) que, según palabras de sus protagonistas, tiene que salir “cueste lo que cueste”.


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Sigue acá, en el interpretador, libros.

lunes, noviembre 19, 2007

La oscura primavera

Por Hernán Ronsino.

Historias de mujeres oscuras, de Alejandra Laurencich, Editorial Norma.

"Hay héroes cotidianos, admirables peones que construyen la patria en silencio", piensa la narradora de "Obligaciones sencillas", uno de los relatos que componen Historias de mujeres oscuras de Alejandra Laurencich.

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Sigue acá, en el interpretador, libros.

No la escuches cantar porque te embruja


Ampere recargado cinco






















5

Troto hacia el sur,
Juan B. Justo y más allá, cantando
beso mares de algodón,
cuando qué ven mis ojos, qué insolencia
de la naturaleza se pasea tan vilmente
para manchar el pentagrama
donde camina el deambulante.
El recalvus ejecuta un sibilatus
inverosímil, porque aunque ni yo
puedo creer semejante coincidencia
no hay duda de que esta melodía
es la misma que yo canto.
En la tela de la armonía
me pongo ahí nomás
a silbar suaves son, sublimándolos.
El camello se da vuelta y me mira
entre desconfiado y enamorado
y me dice qué pasa ratón!, le digo
qué mierda te importa,
me dice cuál es mi interés, le digo tomá,
me dice pará, yo le digo tomá,
él me dice pará, por favor, pará,
no le digo nada más,
le hago cobrar todo
el viaje,
le arruino el esfemoides
y la parte escamosa del temporal
con una patada quirúrgica.
Revuelve la punta de mi bota
bien adentro de la pulpa.
Levanta
la ola polimorfa.
Me tiro al piso.
Antes de que la insostenible
me paralice,
le sobo la sustancia
para que suban
los niveles de energía
del muñequito.
Energía cinética.
En un abrir
y cerrar de ojos
estoy en Rivadavia
esperando el colectivo.


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domingo, noviembre 18, 2007

El Bukowski boliviano

por Nicolas García Recoaro.

Los paceños cuentan que si te das una vuelta por los barcitos de mala muerte que están cerca del Cementerio General, podés encontrar ese mundo que caminó Víctor Hugo Viscarra, durante sus más de treinta años de vida en la calle. “El Bukowski boliviano”, me dijo el vendedor al que le compré “Avisos necrológicos” (Correveidile, 2005), cuarto libro de relatos de este escritor marginal paceño.

Víctor Hugo nació en la capital boliviana, un 2 de enero de 1956. “La Paz es una ciudad que odio. El frío, la marginación, todo me hace odiarla”, explicaba Viscarra sobre la urbe que lo maltrató desde su adolescencia. Y fue en aquellos años donde decidió que los caminos de la subsistencia en la calle y la escritura serían su destino. “Se podría decir que estoy demasiado emputado con mi existencia. Cada día que pasa, ni bien le estoy pescando gustito al sueño, ¡zas!, un puntapié disfrazado de negro me recuerda que tengo que levantarme y seguir caminando sin tener a donde ir. Porque para los miserables como yo, no existe el derecho de dormir nuestro cansancio encima de una tarima del pasaje Tumusla”, escupía Viscarra en Sobre llovido, llorado.

Narrador del margen y dueño de un lenguaje directo que atrapa, Viscarra escribe sobre lo que conoce: el insoportable frío paceño, el alcohol, la marginalidad. “Jamás podrán decir que Víctor Hugo escribía sobre lo que no sabía, como ocurre con varios escritores borders de moda”, me comentó la escritora y editora Virginia Ayllón. Relatos cortos y de un estilo similar al cross arltiano; historias autobiográficas que recuperan fragmentos de la vida errante donde el humor ácido y la agudeza se posan sobre la explotación que viven los marginados: “Y es que el k´epiri (cargador de mercado) es el mismo hombre que hace más de tres décadas ha llegado del campo a la ciudad (de donde más iba a llegar), y ante el rechazo que recibió tanto de los pobladores como de la misma ciudad, decidió quedarse a vivir en ella, aunque tenga que ser tratado peor que una visita indeseable”.

Viscarra eligió vivir en la calle hace más de tres décadas. Esas calles donde no tenía nada que perder, donde caminar la noche con un abrigo y su botellita fueron construyendo su universo. Sólo unos papeles garabateados que atesoraba en los bolsillos de su saco, guardan esas caminatas nocturnas. Cuando pesaban demasiado, quedaban olvidados en cualquier rincón de un boliche o junto al banco de una plaza. Lo que atesoraba Víctor Hugo no necesitaba espacio físico. En su último libro vaticinó su muerte antes de llegar a los cincuenta años. Se fue en mayo de 2005, tenía 49 años.


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Muy pronto, Elegir o no elegir, that is la prablem, un cuento genial de Víctor Hugo Viscarra, en el interpretador, número 32.

ampere cuatro






















4

Aparezco
en Villa del Parque, lindas calles,
árboles altos, edificaciones bajas,
iluminación mortecina, un gato
se atraviesa delante
de una señora que va caminando.
Me dan ganas de seguirla pero no mucho
porque de pronto corro y pego un salto y caigo
con toda la fuerza aterrizando
con mis rodillas en su espalda.
Cuando los dos
caemos al piso suena
la melodía,
la cajita musical de las vértebras,
se parte en mil
pedazos
la vieja estatua de terracota.
Para variar
le clavo el cuchillo algunas veces
en el cuello y en la misma espalda
destrozada, me tomo dos
amoxidal 500 por
las dudas. Empiezo
a violarla. El nexus
tardaba demasiado: no sé
si a la concha le había dado rigor mortis
o era una frígida de mierda, pero igual
lo logré y me agarró
la corriente,
la perversión polimorfa, el obduresco y la ola,
y me puse a nadar
adentro mío, asomándome
de vez en cuando
para respirar el aire
de Buenos Aires; la luna
era creciente.


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sábado, noviembre 17, 2007

El escritor argentino y la tradición

Del boedismo al borgeanismo:

"No escribo poesía argentina, sino que formo parte de un territorio panlinguístico y mestizo donde se mezclan los dialectos y las costumbres de todos los seres que lo habitan"
FC

"Por eso digo que no debemos temer y que debemos pensar que nuestro patrimonio es el universo; ensayar todos los temas, y no podemos concretarnos a lo argentino para ser argentinos"
JLB

viernes, noviembre 16, 2007

Ampere Tres






















3

Le pisaré
la cabeza
lo más fuerte que pueda,
le saltaré encima, será
impresionante
el sonido, el crepitar
de la hojarasca de pensamientos
de esa cabeza
infeliz.
A mí
me agarrará la corriente,
la ola, recorrerá
el cuerpo mejor.
El novio
será saporatus disperso
y negro
como mancha de grasa.
Levantaré la vista
contra las luces del alumbrado
que me guiñarán brillos cómplices,
que cantarán voltios
en un coro enfilado de acólitos,
en un cielo enfilado de ideas
platónicas. Pero ahora llegan
de todas partes
policías y civiles rodeando
nuestra intimidad,
así que suelto la cola
de la novia y camino
hacia ellos; nadie
me sostiene la mirada
porque les agarra
el remollesco, el efecto
dominó de la parálisis.
Cada vez
más lejos de
las estatuas de la ley
yo me hundo a la noche
por barrios laterales
siguiendo luces rojas
de automóviles.


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La Contrarreforma, número 2






















LA CONTRARREFORMA, 2
revista virtual de crítica cultural y rosca política
en WWW.CONTRARREFORMA.COM.AR

En este rutilante número:
¿Qué es esto?
La venganza del peronismo

0. Dos Viñetas, por Juan Terranova

1. ¿Qué es esto? Peronismo y literatura en la nueva narrativa argentina, por Diego Vecino

2. Literatura y peronismo, hoy
2a. Victor San La Muerte, por Juan "10" Incardona
2b. Choripan Social, c. 5, por Sebastián Pandolfelli
2c. Escolástica Peronista Ilustrada, por Carlos Godoy

3. Apuntes sobre el peronismo
3a. Cine y peronismo, por Javier Alcácer
3b. Ácido argentino, por Leonardo Sai
3c. Fotorreportaje, elecciones presidenciales 2007, por Ma. Eugenia Aloisi

4. Peronismo y literatura, ayer
4a. Leyenda y realidad, por J. L. Borges
4b. Cangallo, por C. E. Feiling
4c. Peronismo y novela policial, por R. Walsh

5. Referencias bibliográficas

6. (ficción) Palomas, por Javier Alcácer


IMPERDIBLE Y GRATIS. UNA REVISTA LINDISIMA AL ALCANCE DE CUALQUIER PELAGATOS.
si reenvia este mail y promociona nuestra humilde revista se lo agradeceríamos bastante.
www.contrarreforma.com.ar

jueves, noviembre 15, 2007

Ampere Dos





















2

Chorrea
la úvea
del estudiante y su novia
llora, pide ayuda. La noche
está picada de luces. La chica
se mueve frenéticamente. Yo,
apoyado en la pared,
me dedico a mirar
el espectáculo
porque me gusta escuchar
los gritos y mirar
los gestos,
que la desfiguran.
Finalmente,
le hago el persero,
le meto el cuchillo que siempre
llevo. SAE nueve mil
doscientos sesenta hasta el fondo de la carne;
una explosión:
esquirlas de agua, de sangre, este gólgota
salpica una gelatina cargada de bacterias.
Precavido,
saco la caja de amoxidal
quinientos, tomo cuatro,
porque seguro que esa lechuza
me quiere contagiar.


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Un ensayo mítico

Boceto Nº 2 para un... de la poesía argentina actual

por Martín Prieto y D. G. Helder

El país es demasiado grande, el continente es más grande todavía y el idioma casi no conoce límites. Si un panorama-de-la-poesía-argentina-actual fuera factible, el mismo podría o debería incluir, sin entrar en demasiadas justificaciones, por ejemplo, el poema “Bancarrota” de un madrileño ignoto residente en Woodstock, Estados Unidos, quien, deponiendo todo casticismo, es capaz de escribir como un latinoamericano más:

Se acabó la literatura.
Se acabaron los sueños de grandeza.
Y nació un nuevo sueño: comprar a crédito.


(Por primera vez en internet, la versión completa, muy pronto, en el interpretador, número 32)

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Este artículo fue leído el 17 de octubre de 1997 en la ciudad de Santa Fe, en el marco de la Tercera Reunión de Arte Contemporáneo organizada por la Universidad Nacional del Litoral; con ajustes y agregados, se publicó en el N° 60 de la revista Punto de Vista (Bs. As., abril de 1998). Luego fue incluido por Jorge Fondebrider en Tres décadas de poesía argentina (1976-2006), VV. AA., Libros del Rojas, Universidad Nacional de Buenos Aires, 2006.

Ampere Uno






















1

Trago la sustancia y descarto el envase,
que puñaladas, que golpes, que fierrazos,
que meto destornilladores y pedazos de vidrio,
nanofiltrador, desinstalador de cuerpos,
encurvado en la república polimorfa
menos hombre y menos artista,
revuelvo completamente el vecindario,
salgo del ciudadano y soy libre;
en el fondo de la calle lo consigo,
relamido, superembebido,
lengüetero al pánico disfrute,
lo vivo, acá, náusea eléctrica,
ondulante, cinético, bichito en el fondo
de la calle empedrado en el ojo
al revés que mira continuamente
la vista descascarando el revoque
de las paredes o la piel del cuerpo
como el viento cuando erosiona
la montaña.

lunes, noviembre 12, 2007

Memorias de una amante sarnosa

por Elsa Kalish

No es país para viejos
, de Cormac McCarthy, Mondadori, 2006.

Pura anarquía, de Woody Allen, Editorial Tusquest, 2007.


Los otros días, parada frente a la vidriera de la librería Hernández, fui presa de amargas y oscuras meditaciones...

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Sigue acá, en el interpretador, libros.

domingo, noviembre 11, 2007

1810

por Washington Cucurto















(La revolución vivida por los negros, mestizos y mulatos)

Querido General San Martín,

200 años después te escribo encerrado en una pieza del barrio de Constitución, te escribo como si fueras un hermano que no conozco. Te escribo desde mi condición de escritor cumbiantero contemporáneo que no acepta la historia como se la contaron otros. Desde mi corazón de admirador y enamorado tuyo, ahora que te descubrí 200 años después, desde un rincón del Río de la Plata que supo ser terreno de todas tus hazañas y amoríos tales. Hoy sos “el faro, el guía, el Libertador y prócer de América”, en los libros de historia y en la boca de los políticos revolucionarios de izquierda.

Yo te quiero como el hombre sencillo que fuiste y que ocultó su imagen de luchador de grandes gestas. Te quiero, como un muchacho porteño más, que bardeó todo lo que pudo, que “políticamente fue el más incorrecto y romántico de los héroes de la América mestiza”. Poco me importa tu cruce de la Cordillera (hoy es un trámite intrascendente y lo hago en dos horas por Lan Chile) o tu encuentro en Guayaquil con ese otro maricón como sos vos y como lo seré siempre yo, ni un pelo me mueve.

Me mueven, me sensorizan tus aventuras con negras y negros esclavos del África, con mujeres casadas; que te hayas atrevido a liberar 1600 esclavos en medio del Océano y en las narices del Rey de la Corona.

Me conmueve que hayas sido el padre del verdadero héroe negro de la revolución de Mayo y de nuestra historia argentina, negado por las plumas de historiadores blancos, que no podían aceptar el liderazgo de la negritud en nuestra historia. Me conmueve, oh dulce amado mío, tu “libertinaje a la hora de vivir”, y por eso sos para mí, Mi Libertador.

Oh, hermano, me importan un pito tus laureles, Libertadorcito de Argentina, Chile y Perú, te recuerdo como la primera vez que te vi en un cuadro del colegio, al lado de un cuadro de Perón, los dos montados en caballos blancos...

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Sigue, muy pronto, en el interpretador, número 32.